LADRILLEROS A COLOR

En Colombia estamos acostumbrados al tono gris de las fotografías de las playas del Océano Pacifico. Yo mismo, durante varios años insistí en hacer un álbum en blanco y negro; quería retratar los acantilados de Ladrilleros, al estilo de ese gran maestro de la fotografía que fue Amsel Adams. Un día de invierno, cuando todo lucia aun más gris, alguien, señalándome unos charcos en la playa de un escandaloso color zapote me pregunto extrañado: ¿Por qué insiste en fotografiar este lugar en blanco y negro? ¿No ve que Ladrilleros es a color? Los aguaceros habían derretido la arcilla de los acantilados formando charcos de este color.



A partir de ese entonces empecé a fotografiar a Ladrilleros a color:






Hay muchas playas nudistas que se distinguen por la desnudez de sus playas no de sus bañistas:




Cuando la marea asciende, estas playas desaparecen como por arte de magia y el oleaje embiste los acantilados:



Cuando la marea desciende esta formidable muralla de piedra exhibe otra sorpresa pictórica: una verde franja de lama que ocupa la tercera parte, y a veces la mitad de su altura, surge ante nuestros ojos como un raro arco iris, que ondula como una inmensa guirnalda a lo largo de la costa.




Aproximandose a ellas pueden apreciarse las ricas texturas que forman con la piedra:



En otras areas prevalece el color amarillo; de ahí que algunos habitantes locales las llamen “Yellowstone”:




A menudo el ocaso se convierte en el unico momento del día en el que nos olvidamos de nosotros mismos y nuestra atención salta del interior de nuestras frentes a las frentes ceñudas de los acantilados, donde la luz del atardecer reverbera por unos instantes y, rápidamente, salta al horizonte, tinendo el cielo y el mar de insolitos colores.




Tal como Manhathan tiene un perfil inconfundible. Tambien Ladrilleros tiene una silueta romantica e inconfundible, desde la distancia, en la noche luce como un buque trasatlantico.




Pasear por los acantilados no solo abre nuestros ojos, tambien, despierta nuestros oidos: multitud de manantiales de agua dulce fluyen en diversos sitios. Muchos de estos manantiales, son caudalosos y caen con estrépito. Otros resbalan calladamente por superficies lamosas y amarillentas como por tractos urinarios del agua. Algunos, recién salidos de la tierra, son tibios y buenos, y conservan un sabor a minerales:



La visita a los manglares es otra sorpresa disponible para el turista. Para el paseo puede embarcarse en Ladrilleros o en la Barra. Cuando uno se embarca en la Barra puede asesorarse de Amable, uno de los mejores guias de la region. Al partir hacia los manglares, pueden apreciarse vistas como la de esta dama de roca que enviadiría el propio Rodin:


Al ingresar en el manglar descubrimos un inmenso barrio de las aguas. Hay aquí una arquitectura de Venecia inurbana; donde, en vez de góndolas, se navega en canoa por amplias avenidas de agua, que gradualmente se internan en calles y angostos callejones que, repentinamente, son atravesados por un cangrejo con la misma carrera furtiva con que en las ciudades los atraviesa un gato. Una curiosa sensación surrealista nos invade durante el descenso de la marea: un otoño invertido en el que no se desnudan las ramas, se desnudan las raíces:


Aqui el visitante no disfruta de un turismo 5 estrellas, sino de un turismo "billón de estrellas"; que curiosamene es mas barato.




© Derechos de autor de los textos y fotografías: Juan Pablo Gálvez Villegas - 2008




Como llegar a Ladrilleros

Juanchaco, Ladrilleros y la Barra son tres comunidades contiguas, del litoral del Océano Pacifico Colombiano. A menos de una hora de viaje en lancha desde el Puerto de Buenaventura se han constituido en el destino turistico de varios departamentos de Colombia. La gran ventaja de estos lugares con respecto a muchos otros sitios turisticos, esta en que que el visitante cuenta con una diversidad inusitada de escenarios naturales. El sitio de desembarco resulta ya sufiente para justificar el viaje; se trata de la Bahia de Malaga, area protegida por la Armada Nacional, donde entre junio y noviembre, arriban las ballenas Yubarta con sus ballenatos, y luego de haberse alimentado por varios meses prosiguen su viaje hacia los mares del norte.



Por una modica suma de dinero puede embarcarse en una lancha y contemplar a pocos metros de distancia estos gigantescos e inofensivos cetáceos que, tambien pueden avistarse desde la playa.





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